
Qué es una dieta saludable y cómo hacerla sin riesgos
En temas de salud, la alimentación es uno de los más importantes y básicamente, el eje de todo el funcionamiento de nuestro cuerpo y sus sistemas.
Una dieta saludable y equilibrada, rica en alimentos que de verdad valen la pena, es garantía de un estado anímico óptimo, de una energía presta y unos órganos en perfecto estado.
Muchas veces, a fin de bajar de peso o de obtener un cuerpo de publicidad, cometemos excesos, descontrolamos las sustancias necesarias o nos privamos de ellas.
En estos casos, los daños pueden ser severos y las consecuencias pueden repercutir en la afección de zonas focales o en general, de un cuerpo débil y en un estado precario de salud.
En este artículo, revisaremos lo que implica una dieta saludable y veremos alternativas para evitar llevarla a cabo sin dañar nuestro organismo. Cada cuerpo es distinto, pero en general los alimentos necesarios son muy parecidos para todos; porque todos necesitamos ciertos componentes que proporcionan bienestar y estabilidad.
Qué es una dieta saludable
Una dieta saludable se sustenta en el consumo de alimentos que proporcionen un equilibrio en relación a las necesidades del cuerpo y nuestra actividad diaria. Por ello, también le conocemos como dieta balanceada.
Es por eso que una dieta saludable se fundamenta en mantenernos en un estado de nutrición, pero ¿a qué nos referimos con un estado de nutrición?
Llamamos nutrición al estado físico en el que el cuerpo es capaz de transformar los componentes de los alimentos que consumimos en energía para poder llevar a cabo actividades fundamentales: condiciones internas, movimiento y equilibrio del cuerpo a nivel microscópico y molecular.
Qué necesitamos consumir para tener una dieta saludable
Lo principal es atender al consumo de alimentos balanceados. Debemos suministrar un consumo justo de calorías que es parte de la gasolina de nuestro cuerpo.
A esto, hemos de sumar alimentos que contengan hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales y vitaminas. Todas, desde la proporción equilibrada.
¿Y en dónde podemos encontrar estos elementos? Los lácteos desnatados nos proporcionan dosis importantes de proteínas sin caer en consumos saturados de grasas y nos permite evitar los niveles de colesterol que tiene la leche entera.
Frutas y verduras
Tienen un alto índice de vitaminas y antioxidantes. Su aporte, sobre todo en estado crudo, nos ayudan en la prevención de enfermedades mientras fortalecen nuestro sistema inmunológico.
Los especialistas recomiendan 5 porciones de frutas y verduras al día entre las diferentes comidas. Acompañar los platos fuertes con alguna banana, manzana o ensalada puede ayudarnos en nuestra nutrición desde un bajo consumo de grasas y colesterol.
Pescado y carnes de aves
Es lo más recomendado porque contienen menos grasas que las carnes rojas. El pescado, por su parte, nos proporciona Omega 3 que es increíble para la salud cerebral.
El huevo
por su parte, es de los alimentos más completos. En él hallamos: proteínas, minerales y distintas vitaminas. Su clara está mal tildada de tener colesterol y no es así; la yema sí tiene, pero en medidas ínfimas.
Los granos
Los granos tienen un nivel bajo de grasas, pero nos proporcionan un buen índice de fibras lo que resulta fantástico para el estómago.
Una dieta sin riesgos
Hemos visto, anteriormente, qué alimentos son recomendados para incorporar en los menús de dietas saludables. Ahora bien, ¿cómo podemos identificar en qué medida debemos consumirlos sin hacernos daño? Todo en exceso es contraproducente y las ínfimas medidas pueden ser perjudiciales y producir desnutrición.
En adelante, revisaremos la pirámide de alimentos y el nivel de consumo de cada grupo en relación a nuestras necesidades.
En la punta de la pirámide tenemos los alimentos de consumo excepcional y médicamente desaconsejables, hallamos: quesos grasos, embutidos, mantequilla, repostería, snaks.
En el medio de la pirámide, encontramos aquellos alimentos que debemos consumir moderadamente por sus contenidos grasos. Son: las carnes magras, huevo, pescados, quesos semigrasos y frutos secos.
En la base de la pirámide, hallamos los alimentos que deberíamos consumir todos los días y son los más recomendados para nuestra salud: frutas, legumbres, cereales el aceite de oliva y los lácteos desnatados.
Dieta mediterránea
El tema de la nutrición ha traído como consecuencia un exceso de provecho por parte de personas e industrias que buscan “ayudar” a la gente bajo asesorías o dietas muy costosas que finalmente no tienen resultados.
Sin embargo, existen distintas dietas para adelgazar gratuitas y dietas muy saludables que incluyen el consumo completo de los alimentos. La dieta mediterránea es muy buscada para personas que desean hacer dietas sanas para adelgazar o simplemente, equilibrar el consumo de alimentos.
La dieta mediterránea va más allá de una simple dieta y menús saludables de alimentación. Representa un legado cultural constituido por distintos platos y más que una dieta, es un estilo de vida.
En la dieta mediterránea, destaca el consumo de estas grasas: aceite de oliva, pescado y frutos secos, por lo que las grasas se reducen y son consumidas de forma natural.
En una dieta para perder peso y volumen nunca puede faltar este tipo de alimentos.
El fundamento de sus platos son los vegetales y los cereales, además está cargada de micronutrientes presentes en el rescate del consumo de verduras de la estación. Por lo que apuesta también por la frescura en los alimentos que se coman.
La dieta mediterránea ha representado un valor tan importante en la buena alimentación que fue declarada por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y es una excelente opción para fundamentar una dieta saludable.
Una dieta saludable es garantía de una vida saludable
Hemos revisado los alimentos que funcionan muy bien para poder crear una dieta balanceada. Lo cierto es que es tan importante consumirlos como componerlos. Evita una dieta con altos contenidos de azúcar, ya que estos también ralentizan el metabolismo.
Una dieta saludable es tan importante en la energía de nuestro cuerpo como en nuestro estado anímico. Así es, lo que consumimos repercute directamente en nuestras emociones, en cómo nos sentimos.
Por ello equilibrar una dieta es también equilibrar un estado de salud mental y emocional. Somos lo que comemos.